Mi nombre es Beatriz, la vida me dió la bienvenida en una familia numerosa, debido a las circunstancias que me rodeaban desde pequeña desarrollé como dicen en mi pueblo un buen cuero que no es mas que “una piel muy resistente”, primero al sol intenso que maltrataba mi piel expuesta, luego al polvo de los caminos que recorría, pero también a las emociones que vivía en mi día a día en un ambiente que me exigía ser fuerte y adaptarme a lo que había.

Mis vivencias me obligaron a desarrollar habilidades que más tarde me ayudaron a lograr metas profesionales que muy pocos del entorno donde nací se proponen. Aunque en ese momento no lo sabía, la vida me estaba enseñando a fortalecer mis alas para que en su momento me llevaran sobre las montañas para alejarme de lo que no quería, que era vivir una vida parecida a la de las mujeres de mi comunidad.