Hace unos años tuve un accidente de auto el cual me provoco lesiones fuertes por las cuales tuve que estar en terapia física durante ocho meses, en ese tiempo no pude trabajar y mis ahorros se terminaban y al tercer mes de mi accidente muere mi madre. Esta etapa de mi vida me iba hundiendo día a día en mucho dolor, tristeza, soledad y culpa, no podía con todo lo que ya me estaba sucediendo ni tampoco sabía cómo enfrentar la muerte de mi madre, solo sentía que el tiempo para perdonarnos se esfumaba, me sentía culpable, por todo el tiempo que la odié, la culpé y fui injusta con ella, nunca pudimos tener un buen vinculo, eso hizo estallar un volcán. Esto me llevó a buscar anestésicos como fiestas, salidas con amigos, alcohol y otras sustancias, no era capaz de enfrentar mi realidad. No era tan solo la muerte de mi madre y mi accidente que me tenían tan afectada. Descubrí que, con la partida de mi madre y la mala relación con ella, me regresaba a mi pasado con recuerdos dolorosos, dónde hubo abusos de todo tipo, injusticias etc. Todo el daño que viví de pequeña se acumuló y terminé culpándola a ella,  sin saber que no siempre tuvo la culpa, que no reconocí en su momento que ella también sufrió y que no sabía cómo ser madre,  que ella me dio todo lo que tenía, que me amó a su modo y que daba la vida por mí, pero yo no lo entendía antes, pero el daño que sufrí en mi infancia ya estaba hecho, en ese momento la necesitaba y al no haber estado le guardé rencor y no supe como perdonarla  ni como trascender todo aquello solo lo hice aun lado, lo evadí, para ya no seguir sintiendo sin saber que todo eso me perjudicaría en mi vida adulta. Todo esto llego justo en el momento que ella parte y desencadenaba aún más el dolor que invadía todo mi ser. Se me juntaba mi pasado sin trascender, mis problemas del presente y mi futuro que después de todo esto se volvía aún más incierto. Yo creía que todo ese dolor del pasado lo había enterrado en el fondo del océano para nunca más saber de él, pero volvió y se presentó justo con la muerte de mi madre, ya no aguantaba mi alma y mi espíritu gritaban auxilio, tenía  tristeza, dolor, desaliento, confusión, culpa, frustración, etc. todo esto me llevó a sentir mucha ansiedad que desencadeno la depresión en mí, no quería saber de nada ni de nadie, me invadieron tantos pensamientos de culpa como: no eres buena hija, por eso no eres buena mamá, no eres buena hermana, eres un mal ser humano que está dando un ejemplo de hipocresía de fingir vivir la vida y siempre me preguntaba ¿qué has hecho con tu vida?, por eso no has tenido una buena relación, eso era mi depresión hablando, quería terminar con todo al punto de quererme quitar la vida. Pero justo, en el momento que más lo necesitaba, sentí esa conexión espiritual con Dios, me guardó y me llevó a lugares y personas indicadas para ayudarme a salir de todo ese calvario, me hizo saber que tengo un propósito aquí en la tierra y que todo lo que me sucedió fue por una razón, aprendí que todo nos obra para bien, encontré mi camino, mi pasión y mi certificación. Con resiliencia, trabajo y amor propio logré atravesar este lado sombrío, a través de herramientas asertivas y personas adecuadas que el universo puso en mi camino, pude trascender, sanar y enfrentar mi realidad re conectando con mi esencia, amor propio y espiritualidad.