Sé cómo se siente ser engañada… sientes tanta rabia por tu pareja, pero sobre todo contigo porque sabías que algo pasaba y lo ignoraste. Tal vez esa voz dentro de ti te habló fuerte, quizá tu familia o amigos te dijeron lo que pasaba, sin embargo, decidiste “perdonar” y continuar, dejando guardadas dentro de ti la rabia, el dolor, la humillación y sed de venganza. Sin darte cuenta estas emociones ocultas hacen que no quieras estar a su lado, hacen que se pierdan la admiración, el amor y respeto; continúas porque finalmente es un buen hombre, de esos que no se consiguen fácilmente, con el que has invertido tiempo y esfuerzo para construir el hogar que siempre has soñado.

Un día te das cuenta de que alguien más te mira. Las sensaciones que recorren tu cuerpo te hacen sentir viva de nuevo, esto no lo sentías desde hace muchos años. Te sientes tan bien cuando estás con él, pero cuando llegas a casa comienza la pesadilla: la culpa se adueña de ti. Al darle un beso a tu pareja te sientes como una traidora, al saludar a tus hijos o tu familia te dices -soy una mala mujer-. La polaridad permanece en tus decisiones, acciones, tu mente y tus deseos.

Sientes que estás en un laberinto sin salida, te sientes viva solo cuando estás al lado de tu amante, eso le da poder sobre tu felicidad. Te sientes débil, sin rumbo, intentas dejarlo, pero vuelves como si fuera tu adicción.

Fragmento de “Carta a mi yo del pasado que fue engañada y decidió engañar”.

En mi vida la infidelidad me hizo tocar un dolor tan profundo que me llevó a la depresión. Me mostró las heridas, emociones y creencias que tuve guardadas por años, con las cuales creé una vida que no me gustaba.

Hoy veo la infidelidad como una oportunidad para hacer un alto en la vida, para descubrir lo que aún te duele, liberarlo y desde ese lugar crear una nueva relación contigo, con tu pareja, tus hijos (si los tienes), tu vocación, tu cuerpo y todo lo que desees manifestar.