Tuve que saltarme etapas en mi vida por tener que ser un adulto a la corta edad de 16 años, ya que me convertí en mamá, fue el regalo mas grande que la vida me ha dado; pero a la vez ha sido una gran prueba, un gran reto, ya que dejé de lado todos mis sueños y metas por cubrir las necesidades y darles “lo mejor” a mis hijos. En este proceso me desconecté por completo de mi ser.

Este largo caminar me trajo grandes experiencias de vida, las cuales ya he transcendido, y hoy puedo mostrarme aquí frente a ti y decirte con gran orgullo que ya sé quien soy y cuál es mi misión en esta vida, estoy aquí para vivir, con todo lo que eso implica, estoy aquí para sentir. Ya no me veo triste, enojada, frustrada, deprimida, o con cualquier emoción que baje mi vibración. No porque no vaya a volver a sentirlas, si no porque desgasto esas emociones tan rápido como puedo y me enfoco en volver a tomar vuelo para ser quien realmente soy.